Ojo con posibles timos (hackeos de Bancos) - no tiene desperdicio

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La llamada del banco que acaba en estafa: "Cuando colgué, me habían quitado 4.000 pavos"



La llamada del banco que acaba en estafa: "Cuando colgué, me habían quitado 4.000 pavos"

"Yo tenía entendido que en estas cosas caía gente, pues con un nivel informático muy básico, pensaba que caían los abueletes, que te llegaba el típico sms y que te cometías la torpeza enorme de pincharlo y que acababas haciendo barbaridades, ¿no? Bueno, hasta que, claro, lo sufres en tus carnes". Así explica, a toro pasado, sus sensaciones sobre las estafas telefónicas de suplantación de identidad -phishing- Antonio, una víctima de uno de estos timos cada vez más sofisticados gracias a los robos de datos por internet. Prefiere esconder su identidad bajo un nombre ficticio por vergüenza, como la mayoría de las víctimas de una estafa.

La tarde en la que le robaron 4.000 euros, Antonio iba caminando por la calle de camino a casa. Recibió una llamada de su banco o, al menos, es lo que aparecía reflejado en la pantalla de su móvil. Como agente de la entidad también se identificó la persona al otro lado del teléfono. "Empezó a darme datos concretos: 'Número de cuenta, vives en tal sitio, con tales datos de tarjeta hemos detectado que ha habido unos cargos esta mañana que queríamos ver si habías sido tú el que los efectuó…'".

Todo parecía tan creíble que incluso el supuesto agente bancario le envió, según relata Antonio, mensajes a través de la propia aplicación telefónica de la entidad en su móvil. "Cuando vi que este señor se comunicaba directamente conmigo dentro de la aplicación, a mí personalmente, me dice en ese momento que yo soy el que ha matado a Manolete y me lo creo", relata con sorna el estafado. El dinero salía y entraba de su cuenta ante sus propios ojos y, finalmente, la llamada se cortó.

Hasta que no llegó a su casa no empezó a sentir sospechas. "Espero 10 minutos de rigor, y en estos 10 minutos me entra un momento de lucidez, y dije: 'Hostia, y a ver si esto va a ser... Joder'. Y cojo, llamo al banco y me dicen: 'No, no. Has sido víctima de un hackeo, y te han chuleado'".

Un delito en auge

Las estafas a través de internet, en general, y las de phishing, en particular, llevan un crecimiento continuo en los últimos años, fundamentalmente, por el aumento del número de usuarios y de gestiones que se realizan online. Las estafas informáticas (categoría dentro de la que se encuentra el phishing) alcanzaron su cifra récord en 2023 -último año en el que existen registros- con 427.448 hechos conocidos en todo el país, más del doble de las registradas apenas cuatro años antes, en 2019, y más de 16 veces de las una década antes, en 2013.

"Normalmente, lo primero lo que te llega es un mensaje haciéndose pasar por tu banco y al poco te llaman y se hacen pasar por el departamento antifraude", describen, sobre la técnica del phishing, fuentes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional. "Te convencen porque va muy dirigido: 'Eres tal cual, fecha de nacimiento tal, tu tarjeta tal, es que tienes una transacción, te voy a ayudar'. Y, a partir de ahí, empiezan las manipulaciones".

Al contrario que otro tipo de estafas de suplantación de identidad también habituales, pero mucho menos sofisticadas, como las llamadas a las que responde un contestador diciendo ser de "recursos humanos" o cierta empresa, el phishing de estas características basa su éxito en el amplio conocimiento de los datos de la potencial víctima por parte de los estafadores. El origen del engaño está en los robos de datos masivos por parte de hackers que suceden de manera casi cotidiana en la red. Esos datos son adquiridos por estafadores que, según la Policía, pueden ser desde complejas organizaciones criminales a delincuentes que actúen en solitario.

"Normalmente son bloques de información que se compran en la dark web", explican las citadas fuentes policiales, que señalan que el origen de los datos robados no tiene porqué ser el propio banco. "Por ejemplo, a una compañía energética, yo ya tengo las cuentas y las puedo discriminar: las cuentas que son de uno u otro banco y, como tengo las facturas, sé perfectamente cómo te llamas, tu número de cuenta o tu dirección".

El caso de Deutsche Bank

Una clienta del despacho del abogado Antonio Mendia llegó un día con una historia de estafa similar a la de Antonio. Durante un fin de semana con su pareja fuera de su ciudad de residencia recibió una llamada que se identificaba en el móvil como de su banco, Deutsche Bank. Al otro lado, el supuesto gestor de la entidad le aseguró que estaban detectando operaciones fraudulentas y empezó a relatar sus últimos movimientos en un restaurante, en una tienda, en un hotel… Tras solicitar que el usuario aceptara una autorización por sms para realizar ciertas operaciones, el fraude estaba ya en marcha.

El caso se antojaba inasumible para la clienta del bufete por el alto precio que conllevaría por una sola persona y la falta de garantía de éxito. Sin embargo, la aparición de otra víctima de la misma entidad animó a Mendia a crear una plataforma de afectados. "Pusimos unas tarifas muy pequeñas por una ratio de importe defraudado para intentar sumar cuanta más gente mejor. Al final acabamos aglutinando gente de Canarias, de Madrid, de Cataluña, de todas las provincias, gente de Toledo, gente de Valencia y presentamos la denuncia ante la Audiencia Nacional", rememora el letrado, que actualmente representa a 37 familias con todo tipo de afectados.

"Hay una mujer de 82 años, que en una noche le vacían 29.000 euros de la cuenta, pero también hay un trabajador de un centro de protección de datos de una entidad bancaria. Para que veas, puede caer cualquiera, puedo caer yo, puedes caer tú, puede caer cualquiera, el engaño es sofisticadísimo", asegura Mendia.

"Puede caer cualquiera, puedo caer yo, puedes caer tú, puede caer cualquiera, el engaño es sofisticadísimo"

La Audiencia Nacional no asumió la investigación por no haber pruebas de que las estafas habían sido cometidas por una misma organización, por lo que la plataforma de afectados de Mendia optó reclamar a Deutsche Bank la devolución del dinero estafado mediante una demanda civil en un juzgado de Tarragona. El caso está ahora pendiente de admisión a trámite.

"La base de nuestra demanda es que entendemos que no hay ninguna negligencia por parte de los clientes. Los clientes están recibiendo una llamada desde un teléfono que aparece en pantalla como el del banco, la persona que se identifica facilita y tiene datos, no te los piden, tienen datos tuyos que solo puede tener alguien que está autorizado y una sucursal en Alemania de Deutsche Bank sufrió un ataque hace dos o tres años", defiende el abogado.

Fuentes de Deutsche Bank, por su parte, han rechazado comentar el caso con 20minutos por ser un proceso judicial en marcha, pero aseguran que el banco está invirtiendo "muchos recursos en la seguridad de los datos de nuestros clientes y en protegerlos de los ciberdelincuentes”, aunque admiten que “hay una parte que no podemos controlar": "Lamentablemente, en España, las ciberestafas son el delito prominente". Deutsche Bank reconoce que los volúmenes de intentos de estafas como estas han aumentado, pero asegura que el fraude materializado es mucho menor gracias a una "serie de iniciativas de comunicación, educación y prevención".

Recuperarse mentalmente

Los estafados, entre tanto, se enfrentan a una situación frustrante, con su banco generalmente evadiendo toda responsabilidad y los propios agentes de policía dando muy pocas esperanzas cuando van a denunciar. Además, como en todos los casos similares, el remordimiento por haber caído en un engaño que, una vez sufrido, parece tan fácil de detectar.

"Reconozco que sí, que claro, tenemos culpa. Pecas de confianza, sí, es cierto, yo eso no lo niego, pero es que el banco tiene un fallo tremendo de seguridad en su información", declara Antonio. "Ahora, encima, tienes una puñetera sensación de haber sido un gilipollas. Digo: 'Pero si he sido más tonto que un zapato. ¿Cómo he podido caer en esto?'. Pues he caído".

Tras haber acudido a denunciar tanto a Policía Nacional como Guardia Civil, Antonio está ahora a la espera de una respuesta de su banco. "Es un proceso del que tardas en recuperarte, seguramente, un mes y pico. Y claro, estás solo porque no tienes a nadie que te diga nada. Ni siquiera cómo actuar, porque esto es novedoso", explica el estafado. "Pero ese mes te lo tiras pensando que eres tonto. Es una situación que te deja anímicamente hecho polvo, porque llevas un sentimiento de tonto, parece que llevas el monigote clavado en la espalda".

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